PEQUEÑOS GESTOS QUE HACEN LA DIFERENCIA

Es momento de evaluar y reparar. ¿Por qué no nos detenemos a pensar cómo mejorar en los pequeños detalles de la vida cotidiana para hacerla más amable tanto a la gente que nos rodea como a nosotros mismos? He aquí una lista de acciones sugeridas por Francisco Rodríguez Barragán de conoZe.com.

Saludar y sonreír a las personas con las que nos encontramos en el ascensor o la escalera.

No arrojar al suelo papeles, envolturas, colillas, chicles.

No hablar por celular en el cine, conciertos, conferencias y teatros.

Dar las gracias a quien nos atiende en el supermercado, en la oficina pública, en el centro de salud, en los restaurantes, etc.

Decir ‘por favor’ siempre que solicitemos un servicio.

No gritar, ni hablar a voces.

Hacer bien nuestro trabajo, con honestidad y dedicación.

No dejar en la calle los excrementos de nuestro perro.

Evitar ruidos innecesarios o molestos.

No aparcar en doble fila.

Cumplir nuestro horario de trabajo con exactitud.

Poner interés en resolver los problemas que nos planteen las personas a quienes debamos atender.

Respetar las reglas del tráfico.

No insultar a otros conductores.

Ceder el asiento o la acera a las personas mayores.

Respetar los árboles y los jardines y enseñar a nuestros niños a hacerlo.

Evitar comentarios desfavorables sobre los demás.

Utilizar el mobiliario urbano con tanto cuidado o más que el de nuestra casa

Reclamar nuestros derechos con firmeza, pero con buenos modos.

Agradecer a quien nos sirven por su dedicación.

Alabar sinceramente las realizaciones de los que nos rodean.

Todas estas cosas y otras más son cosas fáciles de hacer, que no requieren de cualidades excepcionales, pero son el entrenamiento necesario para que sean posibles y creíbles otros gestos y compromisos de más envergadura.

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